Finalizada nuestra visita y paseo volvimos a casa para cenar e irme a dormir.
El domingo por la mañana papi me infló la piscina pequeña para jugar. Hay una piscina mucho más grande en la que cabemos los tres pero como el día no estaba muy soleado y tan pronto hacía calor como que se nublaba decidieron que mejor la pequeña.
A la hora de comer no había manera de que me sacaran de la piscina y me he puesto a llorar, yo quería seguir jugando en el agua pero tenía que comer y echar la siesta.