Cómo os comenté el motivo de nuestro viaje a León era conocer a mi bisabuelo. Desde que nací todavía no había tenido la oportunidad de hacerlo. Fue un encuentro muy emocionante y lo primero que hice fue coger la garrota de mi bisabuelo. Congeniamos muy bien los dos y pasé unos ratos estupendos en su compañía, espero ser un poco más mayor para que mi bisabuelo me cuente cosas como todos los abuelitos hacen con sus nietos. Seguro que tiene historias alucinantes para contarme.
El jueves antes de marchar para visitar la catedral fuimos a ver la fauna que hay en casa de mi bisabuelo mi papi me contó que hace años tenían vacas pero hoy en día solamente quedan gallos, gallinas y un conejo. Los animales dan mucho trabajo y mi bisabuelo ya está mayor pero unas gallinas siempre van bien por los deliciosos huevos que ponen y por cierto nos trajimos un par de docenas. En la foto podéis ver los gallos, cuando los vi me quedé alucinado y no tenía ningún miedo de ellos al contrario que me iba dentro con ellos si no es porque mi papi me para.
Mi papá me explicó que eran esos bichos con plumas y con cresta ya que la única fauna vista por mi hasta ahora a exepción de la del zoo son mis animalitos de casa. Lo primero que me enseñó fue a llamarlos con su característico "kikiriki" y no se me da nada mal repetirlo aunque también me gusta decirles "kokorokó".
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