Las Navidades se han terminado y ayer día 6 fue el último día en el que celebramos el Día de Reyes. La tarde anterior fuimos a ver la Cabalgata de los Reyes Magos, era la primera vez que iba porque el año pasado era muy pequeñito. Fue alucinante ver las carrozas y cuanta gente había y como tiraban caramelos a los niños que estábamos allí. Vi a los tres Reyes en su carroza y me saludaron con la mano. Al llegar a casa me fui a dormir aunque si soy sincero todavía no se apreciar muy bien que significa este día así que ni me fui a dormir pronto ni muy tarde simplemente cuando llegó la hora.
Al día siguiente me levanté ya había visto los paquetes en el árbol pero tampoco les presté mucha atención. A la que todos estuvimos levantados me empezaron a decir mira lo que tienes ahí, cuántos paquetes. Al principio me los miraba un poco extrañado, que hacían tantas cajas alrededor del árbol, pero mami abrió el primer paquete y la cara me cambió al ver que empezaban a salir juguetes. Al final me di cuenta que sacando el papel de los paquetes aparecían juguetes.
Al día siguiente me levanté ya había visto los paquetes en el árbol pero tampoco les presté mucha atención. A la que todos estuvimos levantados me empezaron a decir mira lo que tienes ahí, cuántos paquetes. Al principio me los miraba un poco extrañado, que hacían tantas cajas alrededor del árbol, pero mami abrió el primer paquete y la cara me cambió al ver que empezaban a salir juguetes. Al final me di cuenta que sacando el papel de los paquetes aparecían juguetes.
Poco a poco fuimos abriendo todos los paquetes y cuántas cositas me habían dejado los Reyes Magos. Unos cubos de Pocoyó, un coche de Playmobil, un banco de carpintero con su destornillador, martillo, un zoo con animalitos que dan vueltas. Me gustó muchísimo porque todo lo que da vueltas me encanta, también me dejaron un puzzle.
Este es mi cochecito de Playmobil lo primero que hice fue comprobar que las ruedas girasen. Después de abrir todos los paquetes en casa de la abuelita Montse nos fuimos a comer a casa de mis abuelitos. Allí también los Reyes Magos me habían dejado más cosas. Lo que más me gustó fue un piano de Pocoyo, también me dejaron ropita pero todavía no se apreciar este tipo de regalos.
Y la Noche de Fin de Año también me lo pasé muy bien, yo había cenado antes pero las uvas me las comí con todos. Tenía preparado mi bol con las 12 uvas que mami partió por la mitad para que me las pudiera comer mejor. Creo que me engañaron un poco porque son 12 ¿no? y yo me comí 24 trocitos de uvas.
Me comí todas las uvas y no dejé ni una. Me dieron cierta libertad y empecé a comérmelas antes de que empezaran las campanadas pero no quité ojo a la tele mirando el reloj de la Puerta del Sol de Madrid.
